miércoles, 11 de febrero de 2015

Tsipras y la Declaración de Atenas


La noción de paridad nace políticamente en Europa. La expresión “democracia paritaria” se lanza en un coloquio organizado en 1989 en Estrasburgo por el Consejo de Europa en el que la igualdad entre hombres y mujeres se plantea como una cuestión política

A petición de la Comisión de las Comunidades Europeas, tuvo lugar el 3 de noviembre de 1992 en Atenas, la primera cumbre europea “Mujeres al poder” compuesta por mujeres ministras o ex ministras del ámbito europeo. Las participantes denunciaron el déficit democrático existente y proclamaron la necesidad de conseguir un reparto equilibrado de los poderes públicos y políticos entre hombres y mujeres. En esta primera cumbre se firmó la denominada “Declaración de Atenas.
Resulta paradójico que veintitrés años después de la Declaración de Atenas haya sido el nuevo gobierno griego -resultante de la victoria de Syriza y posible gracias al pacto con la derecha nacionalista- quien haya ninguneado a las mujeres que les han aupado en el poder. Resulta paradójico que no hayan contado con ni una sola mujer para compartir cartera ministerial.
Tsipras ha considerado que el machismo es un mal menor. Que primero es la Troika y después las mujeres. Se equivoca. Para democratizar la economía y los mercados es fundamental conocer de qué manera impactan las decisiones económicas y políticas sobre las espaldas de las mujeres, cómo cada recorte y disminución de cada servicio público nos empobrece, satura, estresa a las familias y repercute en nuestra calidad de vida. Un calidad de vida muy diferente porque el ámbito de los cuidados de nuestros mayores e hijos sigue siendo prácticamente cosa nuestra.
El feminismo ha sido el primer movimiento político y social en plantear el déficit democrático de un sistema representativo que obvia a la mitad de la población, de ahí la paridad como derecho para asegurar la representatividad proporcional de los sexos. Es un derecho civil a ser electas y representar a la ciudadanía.
En el PSOE las mujeres hemos ido luchando y conquistando espacios democráticos hasta el punto de que hoy en día se ha asumido que no se puede ser socialista sin ser feminista. Un gobierno como el de Francesc Antich en Baleares fue pionero en el impulso de una ley de paridad cremallera que para la conformación de las listas electorales autonómicas. Fue un gobierno socialista, el de José Luis Rodríguez Zapatero el que consagrará por todo el territorio la paridad electoral en la ley de igualdad. El Partido Popular, que nunca ha creído en este concepto político -recordemos que recurrió ante el Tribunal Constitucional y perdió- se limita a cumplir la ley a la hora de confeccionar las candidaturas, pero en cuanto tiene ocasión la trampea, como explica que a día de hoy José Ramón Bauzá tenga sólo a dos mujeres en el Govern. Suerte que quedan tres meses para tener a la primera presidenta del Gobierno de esta Comunidad Autónoma, Francina Armengol, quien conformará un equipo de gobierno paritario y hará políticas feministas, como las que hizo en el Consell de Mallorca a través de la Dirección Insular de Igualdad y despreciadas por Maria Salom.
Estamos ya muy cansadas de tanto machismo. Del que nos invisibiliza, del que nos pone techos -de cristal u hormigón- de suelos pegajosos que nos impiden despegar, del que piensa que si no estamos es porque no valemos. Incluso la OCDE ha constatado en su último informe que las mujeres a pesar de tener más formación tenemos más paro, brecha que aumenta a menor nivel educativo.
A la crisis de la democracia se la vence con más democracia. Y no hay nada más transformador que reivindicar que sin mujeres no hay democracia, sin feminismo no hay avance social. La decisión de Alexis Tsipras es simbólicamente un mazazo a la lucha feminista por la democracia real. Ésa que también exige una mayor democratización de la economía, el fin de la austeridad y la regulación de los mercados.
Artículo publicado en El Periscopi.


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