viernes, 12 de junio de 2015

PSEUDOCIENCIA HIPPIE Y MODERNIDAD LÍQUIDA


La modernidad líquida se caracteriza por la falta de anclajes, certezas, por el individualismo posesivo del capitalismo salvaje. Hay quien ante el desasosiego busca el sentido por la vía de la religión, lo que explicaría el aumento de los fundamentalismos religiosos, como el protestante en los Estados Unidos o la proliferación de telepredicadores -en sentido amplio-. No son pocas las personas que se suman al carro de la pseudociencia hippie que encuentra en la homeopatía y el movimiento anti-vacunas su máxima expresión. Las fiestas del sarampión o de la varicela desgraciadamente ya han llegado a nuestro país.

El caso de Pau, el niño de 6 años con difteria en estado grave abre un debate importante a nivel ético y social. ¿Deben ser obligatorias las vacunas? ¿Cómo las familias pueden diferenciar la evidencia científica de la chamanería? ¿Estamos haciendo la suficiente didáctica científica? ¿Cómo garantizar la salud pública y colectiva? No podemos olvidar que a día de hoy se ha detectado la bacteria en 8 niños cercanos al contagiado y que éstos pueden transmitirla o infectar a los demás. Por suerte, estos niños estaban vacunados y no desarrollarán la enfermedad.

La Asociación Española de Pediatría se ha mostrado contraria a que los padres estén obligados por ley a vacunar a sus hijos, pero sí consideran necesario hacer un registro de aquellos que se nieguen y que firmen un documento de no aceptación de la vacunación en el que reconozcan su responsabilidad.

Los derechos de los menores deben estar por encima de las creencias de los padres, más si éstas ponen en riesgo sus vidas. Cuando sean mayores de edad ya decidirán qué es lo más conveniente para su salud, so pena de estar equivocados.

Más de 1500 millones de niños se han salvado gracias a las vacunas con suficiente evidencia empírica. El miedo a los posibles efectos secundarios de una vacuna es infundado respecto a los efectos secundarios que pueden generar determinadas enfermedades.

Jules Hoffman, Premio Nobel de Medicina afirmaba hace unos días que no vacunar a los niños es un crimen.

Esperemos que este desgraciado suceso tenga final feliz y por supuesto, moraleja: no se pueden homologar opiniones y creencias al método científico. En esta modernidad difusa, es importante formar una ciudadanía crítica para que sepa diferenciar entre informaciones tóxicas encontradas en Internet de trabajos, estudios e investigaciones con suficiente evidencia empírica.

Los padres de Pau se sienten estafados. Con mucha razón. No dejemos que se socialice la ignorancia.