martes, 20 de agosto de 2013

Elysium



 

El otro día fui al cine a ver Elysium la última película del director de Distrito 9. Me resultó inevitable trazar un paralelismo con la situación social que vivimos en nuestro país y que lleva décadas dándose en países como Estados Unidos.


Para quienes no la hayáis visto, la película se ambienta en un futuro desolador: superpoblación, degradación ambiental, explotación de trabajadores y sin un mínimo Estado Social. Es más, tienen una asistencia sanitaria residual, sin recursos, donde no se pueden curar las enfermedades. Pero existe otro mundo más allá de la órbita terrestre, Elysium, donde todo es maravilloso. Ahí hay orden, bienestar, sanidad y por supuesto, sólo unos pocos tienen acceso a la ciudadanía. Son los ricos, quienes no pueden ver amenazado su orden por los parias de la tierra, que les sirven y trabajan – deslocalizadamente- para ellos.


Las políticas neoliberales que llevan décadas aplicándose en los Estados Unidos están sirviendo como referencia al modelo sanitario que ha implantado el Partido Popular. En Estados Unidos, si no tienes un seguro te mueres en la puerta de un hospital. En esa ciencia ficción no tan lejana, sólo quienes se lo pueden permitir pueden curarse enfermedades como el cáncer. Por ello, no eran pocos los que tomaban pateras espaciales para llegar a Elysium. La mayoría fracasaba. Eran interceptadas y se eliminaban.


 Una sociedad decente no puede negar la asistencia sanitaria a nadie y el modelo sanitario español, auspiciado por los socialistas, ha sido un ejemplo por su universalidad, inclusividad y excelencia.


Desde que la salud es un negocio, una mercadería, vemos como se recorta en sanidad, se despide profesional sanitario, se plantea el cierre de hospitales, como ocurrió aquí, o se privatizan, como el caso de la Comunidad de Madrid, la actual Elysium. 


Desde que la salud es un negocio, tenemos que lamentar muertes como la del joven, Alpha Pam, que vino a Mallorca a buscar un futuro mejor arriesgando su vida y que  víctima de un Real Decreto injusto, que le negó la asistencia sanitaria, y murió por ¡tuberculosis! en el Siglo XXI. El tratamiento hubiera sido un par de euros.



Esta crisis ha de servirnos para reforzar nuestra consciencia social y solidaridad con los demás. Tenemos una serie de conquistas como la educación pública, la sanidad, nuestros derechos laborales, pensiones que no estamos dispuestos a ceder, ni perder para que unos pocos, las élites, quienes viven en Elysium vivan a todo trapo. 


Esta crisis es una crisis de acumulación por desposesión, o hablando en plata: estamos trasfiriendo el patrimonio colectivo -lo que es de tod@s y garantiza nuestro bienestar social, salud, nuestra dignidad- a unos pocos. 


Una crisis donde los ricos se hacen más ricos a costa de los pobres y de desequilibrar la clase media. Nuestra desgracia es su ganancia. Una crisis que ha exacerbado las desigualdades sociales por contentar a quienes juegan a derrocar países a través de las finanzas, de especular con las deudas públicas, amparados por organismos internacionales absolutamente viciados y nada democráticos. 

Élites económicas, clases dominantes, los mismos que hablan de privilegios cuando se tiene un contrato indefinido, a quienes la reforma laboral hecha a medida no les es suficiente; los mismos que están este verano explotando a las trabajadoras en los hoteles, negándoles días libres, los mismos que tienen becarios en situación del S.XIX, o quienes hacen fortuna deslocalizando su producción a costa de condiciones infrahumanas de l@s emplead@s , quienes montan un imperio y tributan una miseria.


Neil Blomkamp plantea en este film un escenario apocalíptico. De nuestras consciencias, voluntades y acción política dependerá evitarlo.