Es
alucinante lo rápido que pasa el tiempo. En una semana como ésta
hace cuatro años decidí hacerme un blog donde compartir opiniones y
reflexiones políticas. No fue algo casual. En la Universitat d'estiu
d'estudis de gènere, una compañera, Virginia Ferreiro, experta en
género y TIC, me animó a hacerlo y a contribuir a la producción y
reflexión en clave femenina. Así lo hice y estoy contenta de ello,
de tener una ventana personal y política para expresar lo que me
apetece, desde la libertad de un espacio personal.
El año
pasado se cumplieron 15 años de Universitat d'estiu y sus
directoras, Esperança Bosch, Victoria Ferrer, Teresa Riera
decidieron que debía repensarse el formato. Que se había cumplido
una etapa y unos objetivos. Las animo a que el nuevo formato vea la
luz, a pesar de las dificultades y falta de apoyos institucionales,
porque ese espacio de reflexión académica de género era muy
estimulante y muy necesario para comprender mejor el mundo en el que
vivimos.
Pasa
el tiempo rápido y en estos años me han sucedido muchas cosas.
Desde que acabó mi ciclo en la Oficina per la Igualtat de la UIB y
la Cátedra de Estudios sobre violencia de género, o en la lista de
interinos, que cada año me va llamando para ejercer de profesora de
filosofía en secundaria y bachillerato, de la que estoy en
excedencia por cargo público -Con 675 profesores menos, dudo que
este año pase lo mismo... El PP hipoteca el futuro de los chavales
con una peor calidad en la educación pública y deja a centenares de
profesores en la calle-.
En
estos años he ido en las listas del PSOE al Consell de Mallorca,
como número 11 la pasada legislatura y ésta como número 5. El
primer mandato dando apoyo al equipo de gobierno, adjunta a la
Dirección Insular de Igualdad -que en paz descanse- y en ésta como
oposición. Desde el mes de marzo l@s
delegad@s del Congreso me eligieron
Secretaria General al frente del partido en Mallorca, todo un reto
para una mujer joven de 31 años. Un reto que afronto desde el
compromiso con mi partido y los valores que nos caracterizan, desde
el respeto y admiración a las compañeras y compañeros de las
Agrupaciones Locales y grupos municipales que se dejan la piel cada
día y desde la conciencia del momento histórico en que vivimos y la
enorme responsabilidad que tenemos para dignificar de nuevo la
política, de prestigiarla para que vuelva a ser un instrumento de
transformación social que controle a los poderosos, a los mercados
en aras del interés general, de la ciudadanía. Que vuelva a ser
útil a la gente, a sus intereses. Y éso, sólo lo podemos hacer la
izquierda.
Ha
pasado un año desde que el PP ganó las elecciones. Unas elecciones
ganadas con mentiras, aprovechándose del sufrimiento y desesperación
de la gente, del drama del paro, de la crisis que ahora es
internacional, y cuando gobernaba Zapatero, según dicen en el PP,
autóctona. Un año de retrocesos sociales, políticos, democráticos,
económicos damos a pasos de gigante por las políticas neoliberales
y sectarias del PP. Neoliberales en lo económico, sectarias, por el
cierre de RTVM y el asalto en TVE y ultra-conservadoras en lo moral.
Y como siempre, las mujeres/trabajadoras somos las más perjudicadas
por todas estas medidas de desmontaje del Estado del Bienestar.
El PP
tiene una extraña concepción de “ayudar” a las familias. Lo que
ocultó en su programa electoral fue que se alinearía con los
fundamentalistas, los moralistas, los obispos para restringir las
libertades de las mujeres y de las familias. Su apoyo a las familias
es como la contribución del canibalismo a la gastronomía. Un apoyo
pancartero y demagógico.
En un
momento en el que éstas lo están pasando canutas, el PP elimina las
ayudas de los 420 € a los parados, deja en la estacada a los
menores de 55 años que tienen serias dificultades para encontrar
empleo, baja a partir del sexto mes de paro la cuantía de la
prestación (porque para el PP todos son unos putos vagos), elimina
programas de orientación laboral, presupuesto de políticas activas
de empleo del SOIB, y en un ataque sin precedentes a la escuela
pública, sube un 50% las tasas universitarias, restringe becas
aumentando requisitos ( porque los estudiantes, son también unos
vagos, como sus padres y madres paradas).
Suben
de manera indiscriminada el IVA, cuando afirmaron a diestro y
siniestro que no lo harían. Hasta el IVA de “los chuches” han
subido. Han subido el IRPF, el IBI, las tasas. Grandes ejemplos del
apoyo de Rajoy y del PP a las familias trabajadoras. Todas recordamos
a María Dolores de Cospedal, con palestina en el cuello afirmando: “
¡el PP es el partido de los trabajadores!”.
¿De
qué trabajadores hablaba la Sra. Cospedal? De aquellos trabajadores
de negocios oscuros que han visto como sus ganancias de dudoso honor,
en lugar de tributar al 17 o 20% como cualquier hijo de vecino
tributan al 10% gracias a su amnistía fiscal. Ganancias que
probablemente procedan del proxenetismo, de la explotación sexual de
mujeres y niñas, de la venta de drogas, de la especulación y que
para evitar que se vayan a paraísos fiscales y el dinero se quede en
casa, se les apaña una rebaja impositiva.
En
Baleares, el President Bauzá también hace regalos a las familias
más pudientes. A aquellas que pueden pagar cada mes 700 € por
llevar a su hijo a la escuela, y que además, quieren estudiar
conforme a los viejos valores de la Sección Femenina y el Espíritu
Nacional. Por ello, cuando hace el mayor recorte a escuela pública,
con 675 profesores y profesoras menos para el curso académico que
viene, concierta una nueva línea infantil con un colegio del Opus, y
ya puede inflarse a rezar el conseller Bosch para tranquilizar su
conciencia cristiana. El hachazo a la educación pública es
monumental e indigno de un político que decía que el futuro de un
país pasa por la educación.
El PP
también ayuda a las familias que optan por un seguro médico
privado. Para favorecer a la sanidad pública, sostienen. Cierran dos
hospitales públicos porque no quieren rascarle el bolsillo a las
grandes fortunas -y el que hay lo vamos a destinar a otras CCAA por
la incompetencia de nuestro president-. Unas bonificaciones fiscales
que beneficiarán a sus coleguillas de la privada. Desguazar el
Estado Social tiene suculentos beneficios para algunos.
¿Pero
todavía hay alguien que pueda sostener que el PP el que más apoya a
las familias? Perdón por la imprecisión, ¿a las familias
trabajadoras, las de clase media y baja?
Si
todavía hay alguien que lo piensa, es porque no les ha afectado el
recorte a la ley de la dependencia, o de la renta mínima de
inserción. Han reducido a la mitad los Presupuestos generales del
Estado en dependencia. La ley está a punto de considerarse papel
mojado.
El
plan de construcción de escoletas de 0 a 3 años se ha paralizado.
Supone un duro golpe a la conciliación de las familias, sobre todo
de las mujeres.
Y el
summun de las barbaridades, de la plasmación del retroceso que
estamos viviendo en nuestras conquistas sociales y libertades, es la
reforma de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo, que
quiere hacernos retroceder a las mujeres a la minoría de edad y
tutelaje. Una reforma que nos niega el derecho a decidir sobre
nuestra maternidad, nuestra salud sexual y reproductiva y que de
eliminarse el supuesto de la malformación fetal, para contentar a
los grupos que no conciben la libertad e independencia de las
mujeres, nuestros derechos, y que pretende condenar a las familias y
al sufrimiento y a una vida indigna. Estos que hablan tanto del
derecho a la vida, deberían recordar que la vida, para ser vida, ha
de ser digna, libre e igualitaria. Y que cualquier persona, familia
debe poder decidir sobre las condiciones de su descendencia. Tanto si
desean continuar, como si no.
Hay
mitos en el imaginario colectivo, que a pesar de tropezar una y otra
vez con las evidencias, permanecen. Uno, es el de que la derecha es
una buena gestora de la economía. El segundo, es el del apoyo a la
familia.
Es
incuestionable que el PP es una amenaza nacional: para la economía,
para las familias trabajadoras, para las que están en paro, para
nuestros derechos sociales y laborales, nuestras conquistas
democráticas. Con la excusa de la crisis quieren socavar los
fundamentos de la solidaridad, de la igualdad, de la libertad. Se
están esforzando mucho, pero desde luego, no les dejaremos.