Mi post de hoy es para hablar de lo rancias que suponen algunas tradiciones y actos protocolarios. Sin ir más lejos, me remito a la polémica de "salsa rosa" originada por el traje chaqueta de la ministra Carmen Chacón.
La Pascua militar celebrada ayer exigía a hombres y mujeres una vestimenta específica para cada sexo. Así lo dictamina la Casa Real. Las mujeres "deben" acudir con una falda larga, y vestidas para la ocasión, en un acto que antaño celebraba el retorno de Menorca y que ha pasado a un discreto segundo plano, cosa que no ha ocurrido con la indumentaria de la ministra de defensa.
J.L Austin, un prestigioso filósofo del lenguaje hablaba en su obra (1955) de cómo hacer cosas con palabras. Es lo que se llama la fuerza de los actos performativos. Zapatero, cuando contó con una mujer (embarazada) pacifista como la primera ministra de Defensa de nuestro país, acto que superaba la simbología, estremeció a muchos de los que hoy han insinuado que Chacón debería ser sancionada por tal ofrenta al "bon sens". Debería ser sancionada por saltarse una prescripción de su rol de mujer: llevar una falda larga de acuerdo a las buenas costumbres del reino de España.
Es necesario airear algunas tradiciones y actos protocolarios. Soy de las que piensan que las tradiciones no deben justificarse a sí mismas en base a una petición de principio. Llámenme racionalista, pero es que si no, no lo entiendo, más que como curiosidad antropológica que no me importaría ojear en el google o en cualquier manual de historia.
Los roles de género enquistados en nuestra cultura patriarcal, las tradiciones que atentan contra la dignidad de las mujeres, el folklore de algunos actos protocolarios que se perpetuan por el mero hecho de que "siempre se ha hecho así" deben plantearse desde el punto de vista de la igualdad de género. En este pequeño gesto (con permiso real), se ha evidenciado el machismo que todavía impera en nuestra sociedad. Señalar los puntos calientes, es el primer paso para superarlos.
Bravo Chacón, los has dejado "cuadrados".
2 comentarios:
Dejando aparte otros temas polémicos, como el hecho para algunos, mas que folclórico, anacrónico, de la existencia de una 'casa real', yo, lo que me pregunto es ¿y quien es la casa real para ir autorizando o no el como se debe vestir un/a ministro/a de defensa en un acto militar, por mucho que sea dicha casa real la que lo organiza?
Por mucho protocolo que se quiera esgrimir, no hay que olvidar que, en definitiva, en temas militares, el rey es el cabeza del ejercito... a las órdenes del gobierno y del parlamento.
Y, sobre todo en temas militares, quien manda manda.
La verdad es que yo también me quedé muy sorprendida por este hecho, que una miembra de un gobierno socialista haya de pedir "permiso" a la casa real para saltarse el protocolo.
Desde mi punto de vista, no hubiera tenido que hacerlo.
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