lunes, 13 de abril de 2015

DEJEN YA DE ASESINARNOS



Estas semanas han sido trágicas. Seis mujeres han sido víctimas de violencia de género, asesinadas brutalmente por quienes habían sido sus compañeros sentimentales.

Lo que resulta insoportable para cualquier colectivo, se naturaliza con las mujeres. Alrededor de 800 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas desde 2003. Detrás de cada acto de violencia se esconde una idea de infravaloración de las mujeres. Detrás de cada insulto y de cada golpe, subyace ideología machista. Por esta razón resulta sorprendente que una institución como la Guardia Civil publicase a través de su cuenta oficial de twitter un cartel equiparando la violencia sufrida por las mujeres a la de los hombres. Rectificar es de sabios, aunque sea por presión social. No se pueden ningunear años de investigaciones que evidencian que la violencia de género es una manifestación de la cultura patriarcal para controlar y corregir los comportamientos de las mujeres que no se ajustan a las expectativas de sus compañeros.

La semana pasada se publicó un avance de los resultados de la Macroencuesta Violencia contra la Mujer 2015 elaborada por el Gobierno en colaboración con el CIS. La encuesta señala que el 12,5% de las mujeres españolas mayores de 16 años han sufrido violencia física o sexual por parte de sus parejas o ex parejas a lo largo de su vida. Hablamos de la friolera de 2,5 millones de mujeres. Y si miramos qué pasa con la juventud, vemos que un 25% de las menores de 25 años ha sufrido violencia de género.

Son muchas las resistencias machistas para darle al fenómeno de la violencia contra las mujeres la dimensión que le corresponde: una dimensión global y de estado. Los machismos han encontrado altavoces perfectos a través de las tribunas, medios de comunicación y grupos organizados de la derecha. Desde el mito de las denuncias falsas, desmontando por el Consejo General del Poder Judicial, a la minimización del fenómeno de la violencia -¿quién no recuerda a Toni Cantó calumniando a las víctimas de violencia de género?- pasando por los que promueven pseudo síndromes, como el de la alienación parental (promovido por un pro-pedófilo como Richard Gardner que desarrolló toda su teoría para colaborar con el abogado defensor de pederastas). Tal síndrome no está reconocido por la comunidad científica, pero sin embargo es alegado por abogados en litigios de custodias para culpabilizar y sancionar a las madres.

El pasado 15 de octubre, España recibió en Ginebra una de las menciones de honor del Premio de Políticas de Futuro (Future Policy Award 2014) que las instituciones ONU Mujeres, World Future Council y la Unión Interparlamentaria conceden a las mejores leyes y políticas del mundo que persigan poner fin a la violencia ejercida contra las mujeres y las niñas. Las tres instituciones consideraron que la legislación española, en concreto la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, es una de las más importantes y eficaces normas para combatir y erradicar la violencia sexista en todo el mundo. Sin embargo, la falta de voluntad política motivada por el anti-feminismo del Gobierno del PP nos ha hecho retroceder décadas en la lucha contra la desigualdad de género. La ley Integral está amenazada y los continuos recortes presupuestarios en materia de igualdad en general (33% en esta legislatura) y de violencia de género en particular (22%) no han ayudado. En Baleares, no tenemos aprobada una nueva ley de igualdad simple y llanamente porque los cruzados del Instituto de Política Familiar, vinculado al Opus Dei, no han querido. El presidente José Ramón Bauzá ha consentido que el fundamentalismo de los “chicos del te balear” marcasen la política de igualdad y familiar de esta comunidad autónoma. Promulgando una ley de protección de la maternidad que promueve los embarazos forzados para dar en adopción. Se parece demasiado a una versión moderna de “Sor María” institucionalizada.

Si queremos acabar con la violencia de género hemos de hacer aflorar todo lo que la sostiene. Ideología sexista, prejuicios, actitudes, mitos pero también políticas. Esta semana Pedro Sánchez ha propuesto un gran acuerdo institucional contra la violencia de género. No he escuchado a ningún otro líder político reivindicarlo, ni por la izquierda, ni por la derecha.

Es fundamental reimpulsar el Institut Balear de la Dona para que sea un referente en la lucha contra el sexismo y la violencia de género en todas sus manifestaciones. Un Instituto visible, presente en la agenda pública y que coordine políticas de prevención sobre todo con los jóvenes. Tan importante como volver a poner en marcha una Dirección Insular de Igualdad del Consell de Mallorca que coordine a nivel local las políticas feministas y trabajemos desde la base y la proximidad la socialización igualitaria. Una sociedad decente no se puede permitir que se maltrate a las mujeres.



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