
Por cambiar un poco de tercio, esta sectaria ideológica y flamígera política, comparte un poema de David Gómez Cejudo. Sí, se me ve el plumero, y barro para casa. Pero lo cortés no quita lo valiente, y su calidad, es evidente.
Diciembre es siempre extraño.
su cuerpo cristalino en un torrente
de arrumacos de asfalto y chapoteo errante.
Murmulla calle abajo transitando el misterio
de las aceras nocturnas de un diciembre extraño,
como son todos los diciembres,
Y en su adiós continuo, el suicido de las gotas
que cantó Cortazar, estremece el sentido
de cualquier cuerpo estable.
y como siempre, me dices en diciembre
que cambie las camisas de armario,
y yo siempre protesto, diciembre es siempre extraño.
Las paredes son blancas, cubiertas de puntos sombreados,
dado el efecto de los focos del techo sobre el gotelé.
Y ya no sé cual fue el primer recuerdo
que retuvieron mis ojos de ese lugar,
ni el instante se presencia para darme esa imagen.
Sólo, con mi eco y mi sombra en las paredes,
y el silencio, la única compañía que prevalece.
Ella marchó a hacer la compra,
-No saber quise de nombre. Nunca quise saber nada.-
Y la lluvia cayendo sin parar, escurre allá fuera
su cuerpo cristalino en un torrente
de arrumacos de asfalto y chapoteo errante.
Murmulla calle abajo transitando el misterio
de las calles nocturnas de un diciembre extraño,
como son todos los diciembres,
Y en su adiós continuo, el suicido de las gotas
que cantó Cortazar, estremece el sentido
de cualquier cuerpo estable,
y como siempre, me dices en diciembre
que cambie las camisas de armario,
y yo siempre protesto, diciembre es siempre extraño
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