martes, 21 de abril de 2009

Rouco Varela y el empirismo democrático


Parece mentira que todavía tenga capacidad para indignarme, pero una desayuna por las mañanas con ciertas noticias que le causan una indigestión severa para el resto del día. Nada más alejada del ideal de ataraxia o imperturbabilidad que predicaban los estoicos o de la epojé (suspensión del juicio) de los escépticos.

Me indigna la actitud del General Vicente Navarro que desprende un tufo xenófobo ex inculpatorio cuando habla sobre los forenses turcos (forenses, médicos con carrera) , y la cara dura de Federico Trillo o Esperanza Aguirre en su peculiar visión del dolor de las víctimas del Yak-42. Si piensan que es mejor entregar cuerpos sin identificar a esperar en celebrar un funeral de Estado, es que tienen un serio problema, sobre todo de humanidad. Espero que nunca se compadezcan de mi.

Me sorprende que en su intento desesperado por parecer un auténtico cafre (¿por qué hay quienes prefieren pasar por gilipollas a asumir responsabilidades?) aleguen razones que evocan a una situación similar conocida por todos la pasada legislatura, el sonado “error” lingüístico a la hora de presentar una factura del puticlub Rasputín.

Compañer@s de JSIB la semana pasada realizaron una campaña a favor del derecho de las mujeres a decidir sobre su propia salud sexual y reproductiva, además de abogar por el uso del preservativo como método eficaz contra las enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. A algunas personas les sorprendió que fuera en las inmediaciones de la Seu, si tienen algo de memoria, lo comprenderán fácilmente.

Hoy, aquellos que cuestionaron el uso del preservativo en África como métido seguro para prevenir el VIH, o quienes excomulgaron a la familia de una niña brasileña de 9 años violada por un familiar y embarazada de gemelos porque tuvo que abortar para salvar su vida, vuelven a contraatacar con sus ideas fundamentalistas. No sólo vuelven a cuestionar la asignatura de Educación para la Ciudadanía, sino que vuelven a la carga contra el Estado de Derecho y contra los derechos y la dignidad de las mujeres. Yo entiendo que a ellos les gustara más la formación del espíritu nacional -entonces no cuestionaban la visión antropológica y moral, porque era la suya-, la del nacionalcatolicismo, la de los opresores contra la democracia y la libertad.

El denominador común que ha osado criticar Rouco Varela es el marco de convivencia mínimo que esperamos toda la ciudadanía para poder ejercer nuestros derechos y libertades en función de nuestra moral. El Estado debe garantizar que quien quiera, pueda, y se respete el derecho de quien no lo quiera hacer. Un marco universalista en el que las diferentes opciones individuales sea posible: tal ha sido el caso del divorcio, y parece lógico y comprensible, que también sea el del aborto. Que las mujeres que no deseen continuar con un embarazo no deseado puedan interrumpirlo. Que las mujeres puedan decidir en qué momento quieren ser madres.

Ahora bien ¿por qué quieren imponer su visión sobre la de los demás? ¿Por qué debería su visión coercitiva sobre los derechos de las mujeres y el papel de éstas en la sociedad tener peso político en una sociedad democrática? Si quieren hacer política, que se constituyan como partido político. Ahora bien, en los aspectos éticos y morales, tendrán que aprender que desde hace ya algunos siglos, han perdido el monopolio, por eso se quejan tanto del relativismo moral, el mayor de sus grandes males.

La razón cada vez les deja menos espacio. Tendrán que resistirse con lo que les queda: el poder, y la capacidad de manipular consciencias. ¿quieres que decidan por ti?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Silvia, y que te parece a ti que una niña de 16 años pueda ir a abortar sin que sus padres la autoricen?
Marga

Silvia Cano Juan dijo...

Hola Marga, disculpa el retraso en contestarte pero me he tomado unas vacaciones bloggeras.

La cuestión no creo que sea en centrarla en me parece o no me parece, ya que son cuestiones personales, sino intentar ser lo más congruente posibles con el marco y el contexto legal que tenemos.

Por una parte, es discutible que una chica de 16 años sea una niña, es una adolescente, una chica, una mujer joven, pero no una niña. La media de edad de relaciones sexuales está en torno a esa edad, y en España.

Respecto al tema legal de la autorización, es una incongruencia que por una parte:

- se consideran relaciones sexuales consentidas las que se practican a partir de los 13 años, aunque sean con un adulto.
- A partir de los 16 años, una puede tener responsabilidades penales(sin el consentimiento paterno!!)
- una chica puede decidir ser madre a esa edad si se queda embarazada, aún en contra de la voluntad de sus padres (el tema de la derivación a servicios sociales, y de recursos sería otra cuestión), pero podría, ¿entonces por qué no respetar la decisión si es en el caso contrario?
Está claro que no todas las chicas tienen con 16 años la misma madurez, pero ¿por qué para unas cosas sí las presuponemos, y para otras no? por cuestiones morales. Aquí, lo que preocupa, no es que la chica tome una decisión libre, autónoma y racional, sino que se le reconozca esa capacidad al margen de los padres y madres. Yo entiendo que a una madre o a un padre, le pueda horrorizar esto, pero ¿por qué una chica puede operarse a corazón abierto sin el consentimiento de sus padres, y no decidir interrumpir un embarazo? La ley de autonomía del paciente de 2002 estipula que a partir de los 16 años una persona es responsable de sus decisiones médicas, sobre las intervenciones que tengan lugar en su cuerpo, ¿por qué en este caso no?

Podría entender el disgusto de alguna familia por una decisión de tal índole, pero en cualquier caso, el marco legal, debe estar por encima de las situaciones concretas y permitir el ejercicio de la autonomía y de la libertad individual.

Un saludo, Marga