Mañana es un día crucial para toda la ciudadanía de la Unión Europea. Del resultado de la votación de la Eurocámara dependerá la modificación de la directiva europea sobre el tiempo de trabajo.
El primer rechazo a una directiva de este tipo fue en 2005. 3 años después, a iniciativa del Consejo de Ministros y con la propia disconformidad de la Comisión de empleo y asuntos sociales, parece que la historia se repite. Esperemos que mañana se vuelva a repetir tal rechazo que supondría un claro retroceso en los derechos y conquistas sociales asumidos desde el siglo pasado.
Si queremos avanzar hacia una Europa más social, y abandonar el rumbo neoliberal de la actual Unión Europea, no podemos dar ni un paso atrás en los derechos de los y las trabajadoras. En un contexto en el que en los páises miembros estamos hablando del derecho a la conciliación de las personas ¿qué clase de expectativas vitales puede ofrecer una jornada de este tipo?
Si ya bastante debilitados están los sindicatos de clase, ¿por qué quieren negociar directamente con el trabajador/a en cuestión, fuera negociación colectiva? Explotación encubierta, porque siempre encontrarán a la persona vulnerable que no pueda decir que no, y bajo el pretexto de la "libertad" individual, recortarán derechos laborales.
Mañana es un día crucial. A ver qué nos deparan las votaciones. Los lobbys son fuertes, y nuestra capacidad de movilización también.
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