
¿Es racional en pleno Siglo XXI un sistema de gobierno de estado como es la monarquía?
¿Se justifica filosófica y democráticamente una tipología de gobierno donde su máximo representante, el rey, lo es en aras de su sangre azul, por su consanguineidad con Adán, el primer hombre creado por Dios?
Este argumento más cercano a la Edad Media y que insulta cualquier inteligencia es la justificación clásica de la monarquía y de sus privilegios. Pasado por la batidora de la modernidad, hoy sólo quedan vestigios de sentimentalismo y de tradición para justificar una figura así.
¿Para cuándo una España republicana? ¿Estamos preparados los españoles para una III República?
En España se le tiene una gran estima al monarca Juan Carlos, por su indiscutible papel en el proceso democrático de la transición española. Pero una vez recorrido este camino, ¿no va siendo hora de llegar a una plena madurez democrática, de poder elegir libremente a nuestro máximo o máxima representante del Estado, la jefatura del Estado?
Como republicana aspiro a que más pronto que tarde podamos plantear este debate con tranquilidad, sin miedo ni prejuicios. Y en un día como hoy, cuando se cumplen 80 años de la proclamación de la segunda República, con sus claro oscuros y con períodos más progresistas que otros, quiero reivindicar ese proyecto que fue revolucionario en todos los sentidos, en especial por lo que se refiere a las mujeres.
Mujeres diversas como Clara Campoamor, liberal, a quien le debemos gracias su empeño y decisión que las mujeres accediésemos por primera vez al sufragio. Mujeres como Margarita Nelkenm Victoria Kent, Federica Montseny, Dolores Ibárruri, Matilde Huei, que desde diferentes filas e ideales tuvieron un extraordinario papel durante la República y la resistencia al franquismo.
El proyecto republicano fue prolífico para la obtención de derechos y libertades y para las mujeres supuso un gran hito democrático. Las mujeres españolas votaron por primera vez, se reguló el acceso a la vida pública, hasta entocens reservado exclusivamente a los hombres, ya que el rol de las mujeres era el de esposa y madre (¿no os recuerda a un Instituto rancio de extrema derecha de por aquí?).
Fue en este período cuando se reconoció el matrimonio civil, se concedió la patria potestad de los hijos a las mujeres, se reguló el divorcio y la interrupción voluntaria del embarazo.
Derechos que se vieron sesgados de raíz con la dictadura del General Franco que se levantó contra el orden legítimo por la incapacidad de la derecha para digerir perder unas elecciones como en el 1933 había hecho la izquierda.
Pienso que la sociedad española está perfectamente preparada para abordar la cuestión de la III República, de dar un paso más como demócratas, para mandar los vestigios de la sangre azul a los cuentos de hadas y dragones.