A raíz del debate sobre asistencia sexual, me gustaría
aportar mi granito de arena en forma de reflexión. Tuve la oportunidad de participar en el Fórum de Ciudades Abolicionistas hace unos meses en Barcelona y aprovecharé para compartir parte de mi ponencia.
La asistencia sexual es prostitución especializada en
personas discapacitadas, mayoritariamente, hombres discapacitados. Te la pueden
presentar bajo otro envoltorio y una retórica pro derechos de las personas con
dispacacidad, pero no nos engañemos es prostitución. Y la prostitución, como
dice Rosa Cobo, es una relación de poder y explotación sexual en un contexto de
capitalismo global, aunque ésta se ejerza por parte de un varón con
discapacidad.
La especialización es un rasgo distintivo porque en la
mayoría de casos las mujeres prostituidas tratan con discapacitados severos y
necesitan tener una mínima formación para saber lidiar con sondas, tratar con
cuerpos inmóviles, que no controlan la saliva y saber reaccionar ante
imprevistos sanitarios. Esta formación suele ser proporcionada por las mismas
entidades que ya están ofreciendo entre sus servicios hacer de puente entre las
asistentes sexuales/prostitutas y sus usuarios.
La mecánica de la asistencia sexual no dista mucho de la
prostitución tradicional: Te desvisten, te masturban, te realizan felaciones,
introducen el pene en la vagina.
Hay quienes ven en la prostitución un proceso terapéutico y son los mismos terapeutas quienes hacen de mediadores entre la prostituta y su paciente. En cambio, otras entidades rechazan de pleno esta idea de terapia, porque les coloca en una situación de “pacientes”. Así que ellos defienden la prostitución como un recurso más al servicio de hombres discapacitados. Ellos quieren ser usuarios, agentes, como cualquier otro putero y defienden este privilegio patriarcal de acceso al cuerpo de las mujeres.
Hay diferentes grados de asistencia sexual. Por un lado está la que permite el acceso al propio cuerpo a través de la masturbación, donde las manos del/la asistente guían las manos de la persona que no puede tocarse. Ofrecen este servicio como“Mis manos, tus manos”… Por otro, puedes ir más allá con una infinidad de prácticas adaptadas a la situación de discapacidad, incluida el bondage. Entidades como Tandem Team, en su página web haga referencia a gestión de deseos eróticos infrecuentes.
Con diferencias de grado, estos planteamientos convergen
en la consideración el sexo como un derecho, del deseo sexual como un derecho,
que es posible ejercer a través de la mercantilización del cuerpo de las
mujeres, que son vistas desde esta lógica del sistema prostitucional como un
recurso más, como un objeto para el placer ajeno, en el caso que nos trae para
hombres que tienen dificultades o impedimentos físicos para tener sexo. Defienden
que es un recurso más, como lo puede ser tener una asistente personal o una
cuidadora. Sostienen que el sexo es una actividad como comer y beber,
actividades que en muchos casos no pueden realizar de manera autónoma, y no
acaban de entender la diferencia entre depender de otra persona para comer,
vestirse o asearse a que sea facilitadora de su placer. Y es que tal y como
sostiene Sheyla Jeffreys, en las sociedades de dominación masculina, la
expectativa de que la enfermera te masturbe, al igual que te da de comer o te
lava la cara es una expectativa habitual por parte de los varones.
De normalizarse este planteamiento, la asistencia sexual
comprometería las figuras femeninas de determinadas profesiones asistenciales,
como cuidadoras, enfermeras, asistentes personales. Desde luego que no es lo
mismo que tu asistente te asee, vista, dé de comer, ayude en gestiones del día
a día, incluso que pueda ayudarte a preparar para una relación íntima con tu
pareja, o para el autoplacer, a que sea ella la que te proporcione ese placer
como una función más de su trabajo, como sostienen algunos.
ASISTENCIA- ASESORAMIENTO.
Es importante que diferenciemos asesoramiento sexual de
asistencia sexual. El asesoramiento profesional sexológico, es en el que
profesionales formados ayudan a personas con discapacidad y a sus familias a
profundizar en la dimensión de la sexualidad, dando herramientas y competencias
para mejorar en la intimidad, en relaciones interpersonales, te proporcionan
información sanitaria sobre anticoncepción y sexo seguro que prevenga, tanto
las enfermedades e infecciones de transmisión sexual, como los embarazos no
deseados. Hacen un trabajo profesional fundamental, no solo para personas con
discapacidad sino también para la población en general.
Resuelven dudas, trabajan sobre el autoconcepto, el
estigma, enseñan a discapacitados psíquicos a no masturbarse públicamente, a
las mujeres a identificar relaciones abusivas, etc.
Soy abolicionista y por tanto, no puedo defender una
excepción a la explotación sexual mujeres, a la violación de mujeres, porque
los hombres sean discapacitados. Defiendo que las personas discapacitadas
tienen derechos y también obligaciones morales y legales para tratar a los
demás con misma la dignidad que ellos merecen.
La asistencia sexual es prostitución de mujeres
vulnerables, pobres, precarias, inmigrantes sin papeles que de regularse esta
figura, se verían todavía más expuestas en sus lugares de trabajo y tendrían
que aceptar determinadas prácticas sexuales para poder trabajar.
El sexo facilitado enseña una forma de sexualidad
despersonalizada y cosificadora y requiere que una mujer sufra abuso emocional
y/o físico. La prostitución es violación de mujeres a cambio de un pago.
ENTIDADES QUE PROPORCIONAN ASISTENCIA SEXUAL.
La asistencia sexual se está produciendo a día de hoy.
Muchas entidades ya están intermediando dentro de los márgenes de la ley entre
prostitutas y usuarios de su asociación. Para evitar que les acusen de
proxenetismo, hacen de puente y a la hora de negociar se retiran. Así no saben,
o no quieren saber, que hay contraprestación económica. Hablan de que hay una
bolsa de voluntarios sexuales, pero me esto no deja de ser más un señuelo para
normalizar la prostitución con hombres discapacitados.
Encontramos en nuestro país diversas organizaciones que
trabajan en favor de la asistencia sexual y la ofrecen.
- Sex assistent, proyecto internacional y de índole
académica y de investigación sobre sexualidad en diversidad, creado en
Barcelona en 2012 que va tomando forma en distintas provincias.
- Asociación Nacional de salud sexual y discapacidad.
- Tandem Team, también aquí en Barcelona, con un proyecto
llamado tandem intimity que hacen de puente entre acompañantes y
discapacitados. Estos acompañantes pueden ser “voluntarios” o desde la
“intimidad usuario-asistente”. Se trata de la primera propuesta explícita de
asistencia sexual.
- Aspasia Canarias: ofrece un protocolo de mediación para
terapeutas sexuales y que por vocación, acceden a mantener encuentros íntimos
con demandantes de sexualidad.
- Baleares tenemos a ASPACE, Fundación parálisis cerebral
dentro de las intervenciones que contempla la figura del asistente sexual,
convirtiendo a ASPACE en el único centro a nivel nacional que hace uso de sus
servicios. Según su propia web la figura de este asistente no mantiene ningún
tipo de relación sexual con la persona usuaria, pero sí consigue crear una
atmósfera íntima para que desarrolle su sexualidad.
¿CÓMO OPERAN ESTAS ENTIDADES? Salvo en algunos países
donde la figura está regulada específicamente, normalmente operan bajo el
paraguas de la legislación de la prostitución. En España, sabéis que es delito
el proxenetismo pero la prostitución no es ilegal. Por ello, es importante que
podamos tener en la mayor brevedad posible una legislación abolicionista.
¿Cómo está el marco normativo comparado?
Suiza ha regulado la asistencia sexual. Es posible un
encuentro periódico, donde es necesario que los asistentes tengan un
certificado de capacitación, una diplomatura universitaria y su actuación está
remunerada. Es privada, no concertada por la administración. No se recomienda
repetir con el mismo asistente para no generar enganches.
Alemania: No está regulada específicamente, pero está
bajo el paraguas de la la prostitución que es legal.
Bélgica, Holanda sí han regulado la asistencia sexual.
Países abolicionistas no es legal.
Países Bajos, Dinamarca y algunos territorios de Australia
la asistencia sexual sí está regulada y subsidiada por el estado.
En Francia no es legal, aunque Macron ha vuelto a abrir
el debate, a pesar de que el Comité nacional de ética se posicionara en 2012 en
contra de la regulación por tratarse de prostitución. “No es posible dar a la
ayuda sexual un estatuto profesional como cualquier otro, por respeto al
principio de la no utilización mercantil del cuerpo humano”.
Inglaterra no está contemplada esta figura en ninguna
ley.
Quienes defienden los conciertos de la asistencia sexual ¿bajo que argumentos reclaman la concertación de la prostitución?
1. El derecho al autoerotismo y a tener sexo.
2. La función social i/o terapéutica que cumple con las
personas con discapacidad. En algunos casos lo prescriben profesionales.
3. Porque consideran que ayuda a evitar agresiones a
terceras personas, y que por tanto, evita el riesgo de asalto a personas vulnerables,
presuponiendo que existe en los hombres un instinto sexual irreprimible e
irrefrenable…
4. Y evitar que sean las propias madres de los hijos discapacitados, quienes tengan que masturbar a sus hijos, ante la desesperación sexual. Cuando te ponen en este extremo, ante la tesitura de incesto o asistencia sexual, entiendo que mucha gente de buena fe, se incline por lo segundo. Ahora bien, esto es un sofisma, un falso dilema que actúa como señuelo.
El sexo no es una necesidad equivalente al comer, beber por mucho que Maslow lo jerarquizara en su pirámide de necesidades. Es una premisa falsa. Necesidad es comer, beber, que te muevan, que te aseen, porque de no hacerlo puedes morir. Y es cierto, que no tenerlo puede generar mal estar emocional y frustración. Pero hay que saber gestionarlo, valorando otras cosas en la vida y no confundir deseos con derechos.
Y efectivamente, que la sexualidad forma parte de la
dimensión personal e interpersonal, íntima, ahora, ha de estar basada en la
reciprocidad, igualdad y libertad. Y es más que evidente que si hay transacción
económica se vulnera la autenticidad de una relación íntima. La prostitución es
la negación de la vivencia de la sexualidad.
El sexo no es un derecho. Si lo fuera, el estado debería
velar por su provisión y entonces debería poder darse la concertación sexual
que demandan algunas entidades. Porque de ser un derecho, que yo no puedo
ejercer, en este caso porque tengo una discapacidad que es una barrera, ¿dónde
ponemos entonces los límites una vez abierta la veda? Porque si es posible
concertar para los discapacitados, a continuación levantarán la mano los
tímidos, los feos, los incélibes involuntarios, los que carecen de habilidades
para relacionarse o ligar. Si el sexo es un derecho...
Por otra parte, si el estado debe hacerse cargo de mis
deseos, entonces cualquier práctica sexual sería lícita pues obedecería a la
satisfacción de algo tan subjetivo como es un deseo. Porque si estamos
trabajando sobre el plano de garantizar la excitación, cualquier persona lo
podrá pedir, y podrá hacer peticiones de lo más imaginativas, siempre
humillantes y deshumanizadoras para las mujeres, reducidas a orificios y
receptoras de la violencia y misoginia que padecen. Es lo que hay en la red a
través de la pornografía construyendo el imaginario simbólico de la sexualidad…
Los deseos no son derechos. Si se regulara la asistencia sexual, que es prostitución, hasta el punto de hacer concertaciones sociales por parte de las administraciones públicas se normalizaría y proyectaría la prostitución como algo socialmente correcto y de esta manera por supuesto aumentaría la demanda. A su vez, supondría la aparición de un mercado paralelo, clandestino y sin normas donde los hombres podrán realizar todo tipo de prácticas que la regularización no contemplaría por su violencia o humillación, y donde acabarían las chicas más vulnerables. Que es exactamente lo que ha sucedido allí donde se ha legalizado la prostitución. Conocemos el caso de Alemania.
Reconocer el derecho a acceder a la prostitución y
pretender que forme parte de una prestación más dentro del catálogo de
servicios sociales, es absolutamente injustificable y reprobable. Una puerta
muy peligrosa que no se debe abrir porque que avalaría la confusión de deseos y
derechos y legitimaría la explotación sexual de mujeres y niñas.
De nuestra legislación, no se deduce la posibilidad de
concertación de la asistencia sexual.
España ratificó la Convención Internacional de los
Derechos de las personas con discapacidad en 2007. En 2003 aprobábamos la ley
de accesibilidad universal inspirada en los principios de vida independiente.
Autonomía que se refuerza con la ley la ley 39/2006 de autonomía personal que
regula una figura esencial como es la de la asistencia personal.
La ley Orgánica 2/2010 de 3 de marzo de salud sexual y
reproductiva y de IVE reconoce expresamente los derechos sexuales y
reproductivos de las personas con discapacidad, ahora bien, lo dice claramente
la ley sin más límites que los derivados del respeto a los derechos de las
demás personas y al orden público garantizado por la Constitución y las Leyes.
Y aquí me detendré un momento. Los derechos sexuales y reproductivos
son derechos humanos. Estos engloban el derecho a la libertad sexual, a la
autonomía, la integridad, la seguridad, la privacidad sexual, la equidad, el
derecho al placer, a la expresión sexual emocional, entre otros.
Por tanto, comprar a una mujer vulnera estos principios
de libertad sexual, ya que ésta excluye la coerción, la explotación y los
abusos sexuales en cualquier tiempo y situación de vida. Vulnera el principio
de equidad sexual, el derecho al placer sexual como fuente de bienestar físico,
psicológico, intelectual y espiritual, que se vulneran de pleno en la
prostitución.
Y si una cosa es tener derechos sexuales y reproductivos,
otra bien diferente es arrogarme el derecho al sexo y que el estado si yo no
puedo por mis propios medios, me lo provea.
A nivel europeo, El Parlamento europeo, en una de sus
últimas resoluciones define la prostitución como una forma de esclavitud
incompatible con la dignidad humana y sus derechos fundamentales y donde todos
los actos íntimos se rebajan a un valor mercantil y el ser humano queda
reducido a mercancía o instrumento a disposición del cliente.
Este es el marco normativo que tenemos. Pretender que el
estado reconozca el derecho a la asistencia sexual, como si fuera consecuencia
de la legislación existente es dar un salto lógico al vacío, pues esa
posibilidad no se deduce del marco normativo.
La prostitución tiene que ver con el patriarcado y dónde
nos ha colocado a las mujeres, tiene que ver con la globalización neoliberal y
la desigual distribución de poder y renta entre hombres y mujeres, con la
banalización del sexo como objeto de consumo.
Como dice Ana de Miguel, es una escuela de desigualdad
humana que destruye la idea de que el sexo pueda estar relacionado con el
placer de las mujeres. En la prostitución nos jugamos el propio concepto de lo
que es un ser humano y lo que toleramos como sociedad. Es la aniquilación de la
idea del sexo como reconocimiento, del gozo mutuo, de la libertad, del placer.
Es una práctica incompatible con las sociedades formalmente igualitarias.
Y nos llamarán puritanas, neomonjas y nos dirán que no
hay que moralizar el sexo. Y ¡¡¡¡por supuesto que vamos a moralizar el sexo,
porque forma parte de las relaciones humanas, y la moral versa sobre las
relaciones humanas, y porque no moralizarlo significará seguir haciéndole el
juego al patriarcado, al neoliberalismo sexual y a la opresión de las
mujeres!!!
Las relaciones sexuales no han significado nunca lo mismo
para las mujeres que para los hombres, y a lo largo de la historia ha existido
una doble moral. Lo que era bueno para los hombres era malo para las mujeres y viceversa.
Mientras que la prostitución está destinada a la
satisfacción sexual de los hombres, para las mujeres el marco normativo era no
tener relaciones sexuales promiscuas.
En el caso de las mujeres discapacitadas, utilizar la
justificación del sexo facilitado podría ser la coartada perfecta para que sus
cuidadores varones pudieran abusar de mujeres a su cargo.
Y aquí es interesante ver qué estan diciendo las mujeres
con discapacidad, cuáles son sus principales reivindicaciones.
CERMI, el Comité español de personas con discpacidad, a
través de la Fundación CERMI Mujeres ha presentado una serie de alegaciones
bastante ilustrativas a la ley de libertad sexual. Reivindicaciones del
colectivo de mujeres discapacitadas, que son acabar con la práctica de la
esterilización forzada de personas con discapacidad, una mejor protección de
las mujeres discapacitadas frente a las agresiones sexuales y preservar su
indemnidad sexual y abordar la cuestión de la validez del consentimiento
prestado en aquellos casos en los que la violencia sexual es ejercida contra
mujeres con capacidad legal modificada.
Así que las mujeres con discapacidad organizadas están
más preocupadas en no ser objeto de abusos sexuales, que en poder acudir a la
prostitución.
Es más, ¿contratan los padres y madres de chicas discapacitadas un gigoló a sus hijas cuando cumplen la mayoría de edad? ¿O se plantean en la misma medida para sus hijas discapacitadas psíquicas lo mismo que otros padres para sus hijos? ¿Qué pasa aquí? Lo mismo que sucede en la sexualidad sin discapacidad, que la sexualidad de mujeres y hombres está construida de manera diferente bajo la dominación masculina.
La imagen vendida por la pornografía, la prostitución, la
ficción audiovisual, la hipersexualización condicionan entre toda la población
el imaginario de la sexualidad, marcan las prácticas sexuales y las
expectativas, donde las mujeres son objetos al servicio del placer masculino. Y
esto también se da entre el colectivo de hombres con discapacidad.
YA PARA ACABAR, Y A MODO DE CONCLUSIÓN:
1.Ofrecer servicios sexuales a personas con discapacidad
es una manera de normalizar la industria proxeneta y mejorar su imagen.
2. A través del señuelo la función social o terapéutica
de la prostitución y el discurso pro derechos, se está intentando blanquear la
prostitución y lo que representa. El envoltorio es de activismo, las
sexualidades diversas, los cuerpos divergentes, no normativos que convierten a
los hombres con discapacidad en un nicho de mercado del sistema prostitucional,
al igual que lo son también los mayores en las residencias.
3. Es curioso que en este intento de edulcoración de la
explotación sexual de mujeres, lo revistan de una retórica como si fuera algo
más que prostitución, con el reclamo del contacto emocional, la ternura, la
intimidad... Táctica que vemos con el alquiler de vientres, donde las madres de
alquiler son convertidas en criaturas angelicales al servicio de otros para que
cumplan sus sueños.
4. La llamada asistencia sexual es un eufemismo por el
cual los hombres discapacitados, disfrutan, como el resto d hombres, del
sistema prostitucional, institución patriarcal por excelencia.
5. Es cínico hablar del derecho a la autonomía sexual y
acudir a la explotación sexual de mujeres. En realidad, lo que quieren algunas
entidades es que los hombres discapacitados puedan explotar mujeres en las
mismas condiciones en que lo haría cualquier otro putero sin discapacidad,
perpetuando un sistema prostitucional que pone a las mujeres y en particular a
las más vulnerables a los pies de los caballos para satisfacer sus deseos.
6. La satisfacción sexual no es un derecho, por tanto, no
es exigible a nadie que nos la proporcione, y ni mucho menos el estado debe
hacerse cargo de la explotación de mujeres. Estaríamos ante un estado
proxeneta.
7. Una posición abolicionista de la prostitución es
incompatible con la asistencia sexual entendida como oferta de relaciones
sexuales pagadas.
Por tanto, la única regulación que cabe es desde el
abolicionismo de la prostitución.