Tras las últimas reformas en el nuevo Ejecutivo de Zapatero, que sin lugar a dudas dará un empuje político para la salida de la crisis, he leído algunas críticas injustas que obvian y olvidan que éste es el Gobierno que ha impulsado y continuará impulsando políticas muy importantes para combatir la violencia de género, introducir la igualdad de trato, la paridad, que recordemos, supone la representación de ambos sexos en proporciones de no más de 60% de uno y no menos de 60% de otro. De esta forma, plenamente constitucional, se asegura la representación de las mujeres en los espacios de poder. Con la ley de igualdad hemos visto cómo los municipios, regiones y autonomías se han vuelto más femeninas, con más mujeres en el poder. No podemos olvidar el Plan nacional contra la explotación sexual de mujeres, la despenalización del aborto libre en 14 semanas, y muchas otras acciones y políticas (matrimonios homosexuales, ley de dependencia, planes de conciliación de la vida laboral y familiar, etc.)
No me gusta que Zapatero haya fusionado el Ministerio de Igualdad, ni a mi, ni a muchas compañeras feministas; ni a muchas de las asociaciones de mujeres que llevan muchos años organizadas y asistiendo a Conferencias Internacionales, encuentros y seminarios, que se han dejado los cuernos reivindicando la incorporación en la agenda política de la lucha activa por la igualdad. La creación del Ministerio de Igualdad fue una gran satisfacción, coherente con una sociedad en la que existen grandes brechas, desigualdades y machismo, como hemos podido observar en las declaraciones repugnantes del alcalde de Valladolid hacia la compañera y ahora ministra Leire Pajín. Me consuela pensar que la nueva titular es una mujer feminista, comprometida y que no dará ni un paso atrás.
Supongo que es tiempo para la resignación. La crisis ha tocado incluso el ministerio estrella de la legislatura. Por responsabilidad -dicen-, lo fusionan, tomando decisiones en términos de optimización de recursos, reducción del déficit y austeridad.
El rango de las políticas de igualdad fusionadas a otras grandes áreas no tienen que suponer una merma en su proyección, acción de coordinación interministerial, para con el correcto cumplimiento de las leyes orgánicas, etc. Aunque yo, particularmente, no hubiera modificado la estructura.
Quiero aclarar que FUSIÓN no es supresión, cosa que al PP le hubiera encantado. Rajoy ha hablado de supresión del Ministerio y de la derogación de la nueva ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo. Zapatero para asegurar la supervivencia de nuestro Estado del Bienestar y de la cohesión social, toma decisiones difíciles.
Pero muchos están encantados con la nueva reestructuración. Los v/barones ganan peso y decimos adiós a gran vicepresidenta, que ha hecho historia como la mujer que ha ostentado el mayor rango en este país, y que seguro hará una magnífica labor en el Consejo de Estado.
Queremos un Ministerio propio de Igualdad como así lo quisieron Zapatero y el Partido Socialista. Espero y sé que tal reestructuración durará lo que dure la crisis.