viernes, 22 de octubre de 2010

FUSIÓN NO ES SUPRESIÓN (ya les gustaría a algunos)

Tras las últimas reformas en el nuevo Ejecutivo de Zapatero, que sin lugar a dudas dará un empuje político para la salida de la crisis, he leído algunas críticas injustas que obvian y olvidan que éste es el Gobierno que ha impulsado y continuará impulsando políticas muy importantes para combatir la violencia de género, introducir la igualdad de trato, la paridad, que recordemos, supone la representación de ambos sexos en proporciones de no más de 60% de uno y no menos de 60% de otro. De esta forma, plenamente constitucional, se asegura la representación de las mujeres en los espacios de poder. Con la ley de igualdad hemos visto cómo los municipios, regiones y autonomías se han vuelto más femeninas, con más mujeres en el poder. No podemos olvidar el Plan nacional contra la explotación sexual de mujeres, la despenalización del aborto libre en 14 semanas, y muchas otras acciones y políticas (matrimonios homosexuales, ley de dependencia, planes de conciliación de la vida laboral y familiar, etc.)


No me gusta que Zapatero haya fusionado el Ministerio de Igualdad, ni a mi, ni a muchas compañeras feministas; ni a muchas de las asociaciones de mujeres que llevan muchos años organizadas y asistiendo a Conferencias Internacionales, encuentros y seminarios, que se han dejado los cuernos reivindicando la incorporación en la agenda política de la lucha activa por la igualdad. La creación del Ministerio de Igualdad fue una gran satisfacción, coherente con una sociedad en la que existen grandes brechas, desigualdades y machismo, como hemos podido observar en las declaraciones repugnantes del alcalde de Valladolid hacia la compañera y ahora ministra Leire Pajín. Me consuela pensar que la nueva titular es una mujer feminista, comprometida y que no dará ni un paso atrás.

Supongo que es tiempo para la resignación. La crisis ha tocado incluso el ministerio estrella de la legislatura. Por responsabilidad -dicen-, lo fusionan, tomando decisiones en términos de optimización de recursos, reducción del déficit y austeridad.

El rango de las políticas de igualdad fusionadas a otras grandes áreas no tienen que suponer una merma en su proyección, acción de coordinación interministerial, para con el correcto cumplimiento de las leyes orgánicas, etc. Aunque yo, particularmente, no hubiera modificado la estructura.

Quiero aclarar que FUSIÓN no es supresión, cosa que al PP le hubiera encantado. Rajoy ha hablado de supresión del Ministerio y de la derogación de la nueva ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo. Zapatero para asegurar la supervivencia de nuestro Estado del Bienestar y de la cohesión social, toma decisiones difíciles.

Pero muchos están encantados con la nueva reestructuración. Los v/barones ganan peso y decimos adiós a gran vicepresidenta, que ha hecho historia como la mujer que ha ostentado el mayor rango en este país, y que seguro hará una magnífica labor en el Consejo de Estado.

Queremos un Ministerio propio de Igualdad como así lo quisieron Zapatero y el Partido Socialista. Espero y sé que tal reestructuración durará lo que dure la crisis.

jueves, 7 de octubre de 2010

La teoría del mal menor o la victoria del pragmatismo.

Desde hace una serie de meses vivo sumida en un estado de ambivalencia provocado por el devenir de los acontecimientos de la economía global, los mercados y el posicionamiento del propio Gobierno de España.

Siempre he sido recelosa de las píldoras de la economía socialdemócrata, pretenden conjugar los parches sociales con un modelo que adolece de una grave contradicción interna. Haciendo una analogía con Chronos, sería algo así como el cuadro de Saturno devorando a sus hijos. Aceptando una premisa, a saber, la de las desigualdades tolerables en una sociedad del bienestar.

Recuerdo congresos de Juventudes Socialistas alertando de la nueva doctrina que parecía haber adoptado un sector entusiasmado con la tercera vía de Blair, ideada por Anthony Guiddens, y cuyas implicaciones y costos sociales han puesto en jaque al propio modelo de la socialdemocracia europea. Basta ver dónde están sus líderes. Recuerdo con cierta gracia y algo de vergüenza propia, que leí en ese mismo congreso un poema que había escrito mi novio, David.

Si bien es cierto que los Estados han perdido soberanía, o la han trasferido, que el gran partido se juega en las elecciones europeas, no nos podemos consolar con la idea de que Europa es de derechas, algo de autocrítica tendremos que hacer porque la izquierda europea, y a los hechos me remito, estamos en crisis. Y lo estamos porque somos decepcionantes. Estoy harta del pragmatismo, asqueada de la teoría del mal menor, y que los grandes gurús paternalistas manejen los destinos con falta de cintura democrática y pretendiendo que su palabra sea palabra de dios.

No generamos expectativas, hemos desconectado de un discurso de valores, apostando por marcas blancas tipo “Trini” o estupideces publicitarias así.

Deberíamos desgañitarnos contra las injusticias y desigualdades que actualmente representan los mercados y organismos internacionales y que actúan como verdaderos sicarios de la democracia. Sé que están muy de moda los libros de micropolítica, Lakof, etc. etc. pero además de pensar en cómo articular un relato, en cómo conectar, emocionar y otras cuestiones de neuro-política (o manipulación?) , no utilizar marcos del contrario, ha de haber proyecto, alternativa real, transformadora e ilusionante.

La realidad es dura, tozuda, modula, corrige, pero siento que aceptamos un destino fatal, mantras, dogmas sin criticismo alguno. Y no me da la gana resignarme. Creo sinceramente, que podemos conseguir colectivamente otro mundo y otra Europa distinta.

Tenía esperanzas en ver el final de algo ¿el fin del fin de la historia? Pero el círculo se vuelve a cerrar: rescatamos a Keynes, luego a los bancos, reprobamos a los banqueros, gurús del capital y agencias de rating, para devolverles a continuación el status quo. Volvimos a enterrar al economista liberal-amable con esa mano invisible que de hacerse visible, estaría gangrenada.

Me parto de risa cada vez que agencias tipo Moodle o Stand and Poors califican la deuda de los países, como el nuestro, que ha bajado de excelente a notable, como si tuvieran algún tipo de credibilidad moral o científica, cuando estuvieron acreditando la excelencia de tanta porquería tóxica que ha llevado al hundimiento del sistema y re-surgimiento, como el ave fénix.

Ahora todo será más sibilino, no serán tan impúdicos, se recatarán un poquito más. Cuestión de estética no de ética. ¿Veremos en serio una tasa tobin para las transacciones del capital?

Escuchando a la economista Mertxe Larrañaga el otro día, tomé nota de una idea que me pareció estupenda: de la misma manera que hay un salario mínimo para trabajadores, que exista un salario máximo, para evitar primas indecentes en los consejos de administración, bancos, etc.

Y siento que los mercados nos tienen pillados a dos manos, y provocan que paguemos más intereses por nuestra deuda, y que Merkel ha actuado con sus bancos miserablemente, y que nos dictaminan como si fuéramos niñas qué deben hacer los estados, si tenemos que reducir déficit, reducir gasto social, para que todo se liberalice, privatice, la gente no tenga cobertura social, pague, se atomice, sea insolidaria, se pague pensiones privadas, porque hay un grave problema: nunca es suficiente el dinero que ganan las aseguradoras, los bancos, los especuladores... los clientes de la derecha.

Y para satisfacerlos, sólo atajamos por la vía del gasto, porque claro, la otra, es contraria al discurso hegemónico dominante: se la llama carga, presión fiscal, pero es SOLIDARIDAD FISCAL, redistribución de la riqueza, socialización de la riqueza. Pero vemos, que sólo se puede socializar la miseria, la desgracia y las pérdidas.

La tercera vía de Blair nos ha llevado a un callejón sin salida, por su falta de proyecto transformador y emancipador, por su excesivo pragmatismo. Políticas sociales impecables, derechos de ciudadanía, leyes antidiscriminatorias potentes, pero partiendo de una base económica podrida, que además ha pretendido desideologizar un instrumento eficaz para la cohesión social y la igualdad de oportunidades: los impuestos.

Y no sólo hay que gravar a los ricos, hay que gravar las rentas del capital, meter mano a las SICAV, lograr en mayor medida que quienes eluden al fisco, cumplan con sus obligaciones ciudadanas, y dinamitar los paraísos fiscales. O articulamos un sistema diferente, o nos joderán vivos, se cargarán el estado del Bienestar para dejarlo en su mínima expresión.

Dicen que de la crisis saldremos reforzados. Esperemos que lo que no nos mata, nos haga más fuertes, o por lo menos, más list@s.